Los Bunkers en Teatro Biobío: Raíces acústicas

Los Bunkers culminaron con éxito su segunda velada en el Teatro Biobío de su natal Concepción. Con un recorrido por todo su repertorio en un estilo único, como lo es en acústico, conquistaron al público penquista que llenó por completo la sala.

Por: Aielet Herrera

Fotos: Daniela Toledo

Durante más de dos horas de show, destacaron por una escenografía cuidada y envolvente. Además del sonido compacto y único que reafirma el legado vigente de la banda.
La capital del biobío, se convirtió en el epicentro de la reunión para escuchar en vivo canciones como “Nada Nuevo Bajo El Sol”, “Calles de Talcahuano” o “Miño”. Aunque sus versiones acústica, que forman parte del MTV Unplugged de Los Bunkers, están presentes en el mismo álbum del proyecto en vivo, esta fue una oportunidad inmersiva que empezó desde el hall del Teatro Biobío, con carteles para tomarse fotos con la banda, Además de la muestra fotográfica de la realización del mismo Unplugged, con retratos del pre show y durante el desarrollo show.

Otros fanáticos se acercaron a los puestos de venta merch, donde se podían adquirir desde libros hasta vasos reutilizables, y las siempre típicas poleras estampadas con el nombre de Los Bunkers
La quietud sobre el escenario terminó cuando Charly Benavente, el invitado para abrir la noche, hizo sonar las primeras cuerdas de su guitarra, adelantando lo acústico que se vendría minutos más tarde. Con su voz resonando en la sala, el público empezaba a ocupar cada butaca vacía del Teatro Biobío.

La oscuridad tomó lugar en la sala, y con rostros expectantes apenas visibles, el telón se quitó para ver en escena a los protagonistas de la noche, Los Bunkers. Desde el primer acorde fue notoria la calidad del sonido. La mezcla entre los instrumentos fue envolvente y única. Cada elemento encontraba su espacio para dialogar con los otros con naturalidad innata.
Aunque habían canciones conocidas, que incluso forman parte de la memoria colectiva del país, la apuesta del formato acústico permite que estas se transformen en unas nuevas versiones de sí mismas. El uso del contrabajo en vez del bajo eléctrico, la inclusión de instrumentos andinos como zampoñas, charangos, y el sonido distintivo del Theremim.

La conexión con su natal Concepción se pudo sentir durante toda la noche. Desde los breves diálogos entre canciones con el público, hasta anécdotas propias, como fue el caso de Mauricio Durán, que recordó sus clases de música y el gusto por las guitarras acústicas originado en las aulas del Colegio Salesianos. Sin duda, traer este show que tuvo una pequeña residencia en el Teatro Nescafé de Santiago y en otras ciudades del país, a Concepción, tiene una carga emocional importante.
La calidez escénica no solo dependió de la iluminación, sino también de los gestos, silencios y disposición del grupo arriba de la tarima. Durante “Quien Fuera”, Álvaro se sentó en el borde del escenario, mientras los hermanos Durán se ubicaban en cada extremo acortando la distancia con la audiencia.

Otro momento memorable fue la participación del Cuarteto Austral en “Llueve sobre la Ciudad”. Las cuerdas añadieron una atmósfera cinematográfica que rozaba lo onírico y mágico. Fue una interpretación que se sintió cercana y que captó toda la atención de los presentes que vitorearon sin dudar al finalizar la pieza.
En la segunda mitad, el show se convirtió en una verdadera fiesta invernal. “Una Nube Cuelga Sobre Mi”, con la aparición de un títere de Juan Carlos Bodoque de 31 minutos que robó más que una sonrisa entre niños y adultos con alma de niño. Le siguió el infaltable cover de “Quiero Dormir Cansado”, con una impecable interpretación por parte del vocalista.

De repente se transformó en una típica junta familiar chilena, el instrumental de “Un Año Más” de Tommy Rey fue un homenaje que tocó el corazón e hizo mover los cuerpos de los presentes. Y casi sin darse cuenta, se fusionó en una versión cumbia de “Ven Aquí”, las guitarras metálicas de la versión original mutaron a la cumbia y al acordeón de Carmen Ruiz, que se robó el protagonismo. “Bailando Solo”, en su versión acústica terminó por hacer bailar a todos en la sala, con una bola que descendió desde el techo del escenario para reflejarse en cada uno de los presentes.
El cierre del show fue tan cálido como se sintieron las 2 horas y 30 minutos de música en vivo. La banda, en lugar de desaparecer tras bambalinas, bajó del escenario para tomarse fotos, regalar autógrafos y saludar de cerca a sus fanáticos.

En la ciudad que los vio nacer y crecer, Los Bunkers no solo ofrecieron un concierto más de su gira acústica. Regalaron un encuentro único e íntimo para celebrar su música, sus raíces y su gente.

LOS BUNKERS