En ella queda clara la metáfora entre fenómenos meteorológicos y estados psíquicos y emocionales. Donde, “nunca habrá primavera sin un invierno” es quizás, la metáfora que más denota esta intención, pues significa que todo el dolor que experimentamos contiene un aprendizaje. El disco tuvo la destacada colaboración del músico y productor Pablo Facusse en la masterización y en las voces del trabajo musical. El single ya está disponible en todas las plataformas digitales.
La pieza musical nos invita a sanarnos, a cerrar ciclos y a dejar de atormentarnos por el pasado. A pesar de lo nostálgico que puede sonar la canción, pretende ser una instancia de reflexión entorno a lo que somos y cómo nos proyectamos a vivir nuestro presente. En las primeras estrofas se hace relación a la resiliencia que involucra enfrentarse a momentos difíciles y sacar fuerzas en momentos de flaqueza. En la introducción al estribillo se hace referencia a cómo el invierno conlleva una introspección profunda, la cual se transforma en un refugio interno. Posteriormente aparece el estribillo, con una suerte de declaración de principios respecto a cómo enfrentar las adversidades. En definitiva, Nos encontramos a un hablante lírico que manifiesta que se encuentra en una instancia de aprendizaje respecto a diversas tempestades.