Fuerza, folclor, pop, guitarra y baile. Gepe volvió a dar en Blondie un show que a 15 años de sus debut, solamente confirma su sitial en la música chilena de hoy.
Por Nicolás Noli
Uno sabe a lo que va cuando llegas a ver a Daniel Riveros. Claro, vas a ver a Gepe, pero el itinerario es el mismo. Ya sea en un festival de pueblo, en el hall de un centro comercial, en Lollapalooza, en alguna tocata o como en la noche del sábado en Blondie, siempre vas a disfrutar de la misma manera. Gepe funciona como la lista de Spotify, aunque a él le queda mejor el apodo de “radio”, una vez que inicias hasta que termine, vas a bailar y cantar lo que sea.
Eso es fruto de los 15 años que pasaron desde que lo conocimos con su EP 5x5 y luego con el disco Gepinto. Se nos internalizó a tal punto que cualquiera sea la canción que use para iniciar su show, va a tener un coro de distintas edades detrás de su impecable voz.
La excusa para esta reunión fue la promoción de su último single “Prisionero”, que nos vuelve a traer un Gepe con una más velocidad en sus letras en comparación a Ciencia Exacta o Folclor Imaginario y quizás más cercano a Estilo Libre. A penas pisó el escenario de Blondie, entre los colores y parafernalia típicos de quien transita con su estilo entre Los Tres y Bowie, todos cayeron prisioneros.
Precisamente la jornada partió con la canción que nos llevó a todos allí, “Prisionero”. La letra ya todos se la sabían, y como para decir gracias, alcanzó unos tonos que hasta al micrófono saturaron. La cosa iba seria, Gepe nos enganchó con su presentación en ese instante.
De manera frenética, paseaba entre sus músicos y cuando le daba la gana, volvía a la batería, donde lo conocimos ayudando a varios músicos también consagrados en la escena. Pese a que ahora él también es un referente, no tiene vergüenza de volver a sus inicios. Así pasando por un pequeño homenaje a su disco Audiovisión a modo de celebración de los 10 años de la placa.
“TKM”, “Fruta y Té”, “Invierno", “Deja la Ventana”, a través de su sonido y performance con su clásica dupla de bailarinas, toda la gente en Blondie pasó por distintas emociones que finalizaron en plena euforia. Más de alguno pisó el pie de la persona de al lado y dio lo mismo. Solamente podíamos sentir lo que el sanmiguelino quería.
Incluídas la pena y la rabia. Primero con "Joane", dedicada a la mujer haitiana fallecida directamente por la negligencia en Chile. Luego, cuando todos lo gritaban, Gepe saltó por todo el escenario para no ser carabinero –si lo decimos de manera educada- también alzó un cartel que le dio un fanático que decía: "Menos Piñera, Más Gepe". Cuando todos repetían lo que estaba escrito en él, quizá en su tono más desafiante pidió: “Ni siquiera digan su nombre”.
La estructura que ya conocemos de sobra continuó. El infaltable homenaje a Margot Loyola con zapateo, escobillado y pañuelo en mano incluido.
Al final, “Bomba Chaya” –con harta chaya- nos dejó a todos pidiendo más pero estando satisfechos. En casi 20 canciones, repasamos por el oído y el corazón sus 15 años de carrera.
Con su música, colores y sonrisa, Gepe nos aprisionó. Nadie, absolutamente nadie en Blondie, se opuso.
Galería fotográfica por Grace Pérez Oliva