Luego de cuatro excelentes sencillos promocionales y una memorable presentación en Glastonbury, la banda irlandesa lanzó su cuarto disco de estudio el viernes pasado. En una escena musical marcada por bandas inglesas como IDLES, Squid y shame, los vecinos del oeste brillan con un sonido impecable y una discografía cada vez más sólida.
Por: Joaquín Reyes
La aparición de Fontaines D.C. en el radar global de la escena rock/punk ha sido una historia bastante atractiva. Entre 2019 y 2022, los de Dublín liberaron tres álbumes de estudio que logran diferenciarse entre ellos de manera precisa y con resultados positivos en todos los frentes. El debut, Dogrel, destacó por su explosividad, mientras que el sucesor A Hero’s Death (2020) sorprendió por sus pasajes más calmos y un sonido que se asociaba más al post-punk que se hizo tan popular en las islas británicas durante las décadas anteriores. El tercer disco, Skinty Fia (2022), se consagró como uno de los mejores discos de ese año gracias, en parte, al estilo más gótico que decidió plasmar la banda. Esto en un set de canciones donde la voz de Grian Chatten combate con el resto de la banda por el protagonismo, destacando el cierre, “Nabokov”.
El nuevo disco de los irlandeses, Romance, mantiene la consigna de los proyectos pasados de sonar como algo completamente nuevo, pero esta vez, con un motivo lírico que se mantiene de inicio a fin: el amor. Todo comienza con la canción que le da el título al LP. El sonido tétrico, sacado de una película de horror vieja, acompañado con las sombrías letras de Grian, funciona como una buena bienvenida al mundo que se presentará en los próximos 35 minutos. La distorsión progresiva de la canción alcanza su cúlmine con un breve pasaje de piano que llega a ser esperanzador, donde el vocalista nos comenta que “tal vez el romance es un lugar”, para luego volver a un ruido desolador que cierra la canción. El narrador propone el amor como una solución al caos mundano y la ansiedad de todos los días, pero el tono y las letras podrían dar la impresión de que busca sobrevivir a través de un vínculo, buscando romance solo para llenar un espacio ocupado por constante negatividad. Una excelente canción para comenzar.
La innovación en el sonido de Fontaines sigue con el sencillo “Starburster”. Parcialmente inspirada por una crisis de pánico que tuvo el cantante en Londres, este tema presenta beats muy cercanos a lo que sería el hip-hop o lo industrial, con una nueva armonía apareciendo en cada verso agónico que grita Chatten. Los suspiros que reinan en los coros encajan perfectamente con el estilo errático de la canción, y el puente armonioso sirve como un buen punto de descanso luego del exceso de información vivida. “Here’s the Thing” es una discusión entre dos partes hecha música. El coro busca presentar el punto de vista de una pareja que intenta comprender el dolor de una persona sin dejar de lado los malestares que uno podría estar viviendo. Esta es una canción con una gran producción; se tiene una línea de bajo que comanda los versos y un icónico riff de guitarra que acompaña sinérgicamente los cambios en la voz de Grian durante el coro.
La producción más elegante de la banda hasta ahora se puede encontrar en algunas secciones de este disco. “In the Modern World” y “Horseness is the Whatness” poseen un arreglo de cuerdas precioso que, junto al uso de sintetizadores, le da un toque de dramatismo extra a la música. En la primera de las mencionadas se destacan unos pasajes cantados por el bajista Connor Deegan, que, al entremezclarse con la voz principal, ayuda a darle un cierre más épico a un tema que describe una historia de amor en terreno desesperanzador. “Bug” podría perfectamente haber salido de una banda britpop de los 90 con su tono de guitarra y entrega vocal, donde nuevamente brilla la voz de Grian Chatten en los coros. “Sundowner” tal vez es la canción que más se escapa del sonido que se estaba capturando en el disco. Escrita y cantada por Conor Curley (guitarrista), se siente como un tema muy inspirado en el ambient, sobre todo por cómo el sintetizador comanda casi toda la canción, junto a una poderosa batería que colabora en darle un ritmo bastante agradable al tema.
El álbum cierra con las mejores canciones de este. “Death Kink” comienza con un crudo riff de guitarra, y desde ahí la intensidad no frena. La importancia de este instrumento, su distorsión y la compañía vocal de Grian recuerdan mucho al grunge del pasado. El odio con el que el vocalista expresa su disgusto por una relación dañina y lo explícito que termina siendo el coro van perfectos con el tono que se libera de los instrumentos. La mejor parte es cuando, en el segundo coro, lo único que se escucha es la voz de Grian, sostenida solamente por un ruido blanco que va escalando hasta que se retorna a la explosividad instrumental presentada al inicio del relato. La canción final, “Favourite”, puede ser la mejor canción que ha sacado Fontaines hasta ahora. Una oda a la nostalgia y a las relaciones que uno formó en el pasado, la canción posee un riff muy armonioso que es perfectamente acompañado por un juego de segundas voces que es simplemente dulce para los oídos. Es una de esas canciones melancólicas en las que uno puede terminar muy feliz o triste dependiendo del contexto en que se escuche. Lo que no se discute es que es una canción sensacional para terminar el viaje que es Romance.
Resumiendo, Fontaines D.C. mantienen su racha de excelencia musical con el proyecto Romance. La incorporación más presente de nuevos instrumentos, la madurez vocal de Grian Chatten y excelentes riffs en todas las canciones colaboran para que este disco sea uno de los mejores del año hasta ahora. El tour que promociona este álbum comenzó recientemente en Inglaterra, donde las canciones están sonando excelente. Ojalá pronto esta banda pueda bajar (por primera vez) a Latinoamérica. Con el cálido recibimiento que tuvieron conjuntos como IDLES o Black Midi en Chile, no cabe duda de que a los irlandeses también les podría ir excelente en estas tierras, sobre todo con la calidad de los proyectos que traen detrás.