Divididos: La máquina perfecta

A más de dos años desde su último registro en territorio nacional en el marco de la gira de celebración de los 35 años de trayectoria, los trasandinos de Divididos volvían a Chile para ofrecer dos potentes fechas en el Teatro Coliseo. A esta altura para nadie es un secreto que el legendario trio liderado por Ricardo Mollo se sitúa como una de las bandas fundamentales y emblemáticas del catálogo rock latinoamericano, con más de 37 años de un impecable recorrido y un flamante nuevo álbum de estudio bajo el brazo, “Divididos” (2025), por lo mismo, cada nueva presentación se proyecta como una experiencia de vida para los miles de fanáticos que desde muy temprano empiezan a confluir lentamente al recinto de Nataniel Cox.

Por: Gustavo Inzunza

Fotos: Juan Pablo Morales

La primera fecha tiene su génesis en una cerrada ovación que fluye desde todos los rincones del recinto dando la bienvenida a Mollo, Arnedo y Ciavarella, los protagonistas excluyentes de lo que a la postre será una velada inolvidable y responsables absolutos de mantener más vigente que nunca la maquinaria detrás de la Aplanadora del Rock. Los primeros golpes sonoros llegan de la mano del combo compuesto por “Haciendo cosas raras”, “Casi estatua” y “Tanto anteojo”, estableciendo una conexión casi instantánea con cada uno de los fanáticos, ráfagas de energía y potencia se van sucediendo en un recorrido transversal por todo el catálogo de los nativos de Hurlingham. En este viaje de nostalgia que destaca por esa exquisita mezcla de crudeza, raíces tradicionales e impronta propia de los trasandinos.

Divididos más que una banda de rock es un legado familiar, lo que queda en evidencia en lo multigeneracional de su público, incluyendo familias completas que corean al unísono las letras de los temas más representativos de la agrupación: “¿Qué ves?”, “Salir a comprar” y “El 38”. En el aire se respira ese exquisito vinculo emocional que se establece entre fanático y artista, una postal sonora que seguramente quedará grabada a fuego en el inconsciente colectivo de las cientos de almas presentes y que seguirá resonando con el paso de los años. No deja de parecer llamativo que Mollo prácticamente no necesita echar mano al diálogo con el público, solo ofreciendo unas cuentas palabras de agradecimiento en instancias muy puntuales, para proyectarse cercano y compenetrado, como si su principal forma de expresión fuera su guitarra.

Dentro de las implicancias de vivir la experiencia de un show de Divididos siempre está el volver a las raíces, un ejercicio de añoranza que permite revisitar esas pinceladas de inspiración que de alguna forma fueron moldeando a esas tres figuras que hoy vemos sobre el escenario. Es así como dentro del repertorio aparecieron hermosas gemas sonoras que rinden homenaje a los que ya no están pero que siguen presentes en cada una de las notas que emanan desde la guitarra, el bajo y la batería: “La rubia tarada”, “Crua Chan” y “Nextweek” de Sumo, “El arriero” de Atahualpa Yupanqui, “Tengo” de Sandro y “Sucio y desprolijo” de Pappo’s Blues. Dentro del repertorio cada una de las piezas de esta sofisticada maquinaria tuvo su momento de brillar: Mollo en una exquisita versión electroacústica de “Spaghetti del rock”, Ciavarella con un espectacular solo de batería y Arnero probando suerte con la guitarra en “Ortega y gases”.

Para la interpretación de “El Burrito” se reestructura la agrupación: Catriel toma el control del bajo dejando su lugar en la batería a Román Taccone, se incorpora Diego Florentín en la guitarra acústica, Arnero demuestra su destreza con la armónica y Mollo lidera la formación con una sobria puesta en escena. Divididos se trata justamente de esto, transformar su propuesta musical en una experiencia única e irrepetible, mediante la mezcla de estilos, sensaciones y energías, potentes transiciones sonoras y un repertorio nutrido e impecable. ¿algo que reprochar?...habría sido ideal la incorporación de alguno de los temas de su más reciente producción.

Divididos es una máquina perfectamente aceitada, un organismo vivo en el que la simbiosis de sus tres engranajes principales se convierte en una propuesta sólida, emocional, precisa y por momentos sencillamente devastadora. La química entre Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella es tan evidente como contundente: disfrutan a concho lo que hacen, se leen con naturalidad y cada uno aporta lo necesario para encender ese motor sonoro que los ha caracterizado durante sus casi cuatro décadas de vida. Lo nublado de la jornada capitalina no fue suficiente para opacar el brillo e intensidad de un show con las revoluciones al máximo, que no hace otra cosa que ratificar la vigencia de la banda y sobre todo demostrar que siguen siendo una de las instituciones clave del rock en español.

Setlist

1.- Haciendo cosas raras
2.- Casi estatua
3.- Tanto anteojo
4.- Cuadros colgados
5.- Paisano de Hurlingham
6.- Salir a comprar
7.- Salir a asustar
8.- Azulejo / Qué tal / La rubia tarada (cover de Sumo)
9.- ¿Qué ves?
10.- Spaghetti del rock
11.- Dame un limón
12.- Ortega y gases
13.- El burrito
14.- El arriero (cover de Atahualpa Yupanqui)
15.- Nene de antes
16.- Sábado
17.- Tengo (cover de Sandro)
18.- Cielito lindo (cover de Quirino Mendoza y Cortés)
19.- Sucio y desprolijo (cover de Pappo’s Blues)
20.- Crua Chan (cover de Sumo)
21.- Paraguay
22.- Rasputín
23.- El 38
24.- Ala Delta
25.- El ojo blindado (cover de Sumo)
26.- Nextweek (cover de Sumo)

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