Con una propuesta sonora potente y emocional, el artista chileno Dime Iris (Benja von Marttens), lanza “Niebla”, un nuevo sencillo que combina la fuerza del drum and bass y el pop con una lírica profunda cargada de introspección y transformación.
“Niebla” representa el inicio de una nueva etapa artística para Dime Iris, quien luego de una pausa creativa, decidió replantear su camino musical. “Esta canción nació en un momento de crisis interna y cambio radical. Es como si el cuerpo, en medio de esa niebla mental, tuviera que moverse para sobrevivir”, comenta el artista, quien construyó este tema como un símbolo de tránsito emocional: de la confusión hacia la claridad.
Un sonido poco explorado: drum and bass y sensibilidad pop. Musicalmente, el sencillo se distingue por incorporar drum and bass, un género que ha estado relegado en la escena chilena. La producción y mezcla estuvo a cargo de Juan Pablo Paine, El Rosa en la producción vocal y la masterización por Fede López desde Argentina.
Marcando un giro sonoro en su carrera, Dime Iris se atreve con una paleta rítmica más vertiginosa, cercana a la cultura rave, sin perder la profundidad que lo caracteriza: “El beat rápido me dio espacio para hablar de lo que me dolía de una forma más liviana, menos solemne. Quería que la canción también se pudiera bailar desde lo íntimo”, añade.
Estética visual y territorio: moda con identidad. El videoclip fue grabado en la costa central. La dirección estuvo a cargo de Pepe von Marttens, y el vestuario fue diseñado en colaboración con Son de Pérez, marca de moda textil que trabaja con materiales reciclados y enfoque sustentable.
Un artista en evolución constante. Con este estreno, el artista busca instalarse como una de las propuestas emergentes más interesantes del pop chileno actual. Su capacidad para fusionar géneros, explorar nuevas estéticas y conectarse emocionalmente con su audiencia lo convierten en un artista a seguir de cerca.
“Niebla” no solo es una canción, sino un manifiesto sonoro y visual sobre los procesos internos, los duelos y el deseo de moverse incluso cuando no se ve con claridad. Es también un reflejo del estado actual de una generación de artistas que no teme romper estructuras ni etiquetas, y que entiende el arte como un espacio de transformación y libertad.