Con una estética completamente blanca, pelucas excéntricas y una puesta en escena minimalista, Rusowsky debutó en Chile presentando DAISY ante un Teatro Coliseo Soldout. Una noche íntima, honesta y luminosa donde la música y su presencia fueron la verdadera protagonista.
Por Carol Celis

Fotos: Gabriel Rivera
El pasado jueves, Rusowsky debutó en Chile con un Teatro Coliseo completamente lleno, marcando uno de los momentos más esperados por el público alternativo. Con una puesta en escena minimalista, cuidadosamente diseñada para resaltar a cada integrante de la banda, el artista español ofreció una experiencia íntima y envolvente.
Desde el inicio, quedó claro que la noche no se trataba de una gran puesta en escena, sino de atmósfera: luces suaves, proyecciones de memes y una conexión silenciosa pero profunda con quienes llenaron el recinto.

El setlist giró en torno a DAISY, su más reciente álbum, donde Rusowsky explora nuevas capas emocionales y sonoras sin perder su esencia experimental. Canciones como "Johnny Glamour", "SOPHIA" y "malibU" cobraron una nueva dimensión en vivo, con arreglos más orgánicos que acentuaron la vulnerabilidad y el detalle. Vestido completamente de blanco, junto a su banda también con pelucas y una estética uniforme, creó una puesta visual minimalista que, lejos de distraer, reforzó la idea central de su propuesta: que el foco principal debía estar en la música.

De pocas palabras pero con una presencia magnética, Rusowsky disfrutó cada momento sobre el escenario, moviéndose con naturalidad y cierta timidez encantadora. La combinación entre lo excéntrico y lo sensible definió el tono del concierto: una mezcla de ironía, honestidad y belleza sutil que se sintió totalmente auténtica. El público respondió con mucha energía y entusiasmo a cada letra.
Paseando entre el baile y la intimidad del piano y la guitarra, Rusowsky no solo transita por distintos géneros, sino que lo hace con una naturalidad excepcional, ya sea a través de sus letras o de sus melodías.

Su debut en Chile fue mucho más que una presentación: fue la confirmación del crecimiento artístico de Rusowsky, después del tiny desk, el español mostró que su calidad musical es una apuesta alternativa que es capaz de pasear desde lo romántico y la bachata a lo bailable.

DAISY tomó vida en el Coliseo con una puesta impecable, emocional y precisa, interpretada por un artista que demuestra que el verdadero impacto nace de la honestidad, no de tanto show. Minimalismo, baile y sensibilidad definieron una noche que confirmó a Rusowsky como una de las voces más originales y sólidas de la nueva escena musical.