La película del príncipe de Wakanda es un hito por todos lados. Su ambiente, la analogía al conflicto Luther King - Malcolm X, un soundtrack ganador del Oscar y Kendrick Lamar, la convierten en una cinta que sobre todo hoy, no podemos olvidar. Con esta recomendación melómana no solo queremos honrar esta icónica película, también queremos recordar el legado que nos dejó Chadwick Boseman y cómo se transformó en una pieza fundamental de Black Panther.
Por Nicolás Noli
Su primera aparición fue en Civil War de 2016, con un papel menor que nos enganchó al personaje justo antes de los eventos más relevantes del Universo Cinematográfico de Marvel. Eso fue cincuenta años después de su propia creación en los cómics, volviendo a aparecer en la cultura popular cuando su figura era igual o más necesaria que en ese entonces.
Black Panther no es solo un superhéroe, es un símbolo de la comunidad afroamericana. Por eso, su adaptación al cine tenía que reunir todos los elementos simbólicos que encerraba la figura del heredero de la corona de Wakanda, haciendo de su aparición en la pantalla, un verdadero desafío para el UCM.
Para sumar más dificultad, el estreno sería previo al clímax de la serie de películas, justo antes de Infinity War. Sin embargo y a pesar de eso, fue un éxito rotundo. Convirtiéndose en la primera cinta de superhéroes en ser nominada al Oscar como Mejor Película junto a otras seis categorías. Juntando más de 1.300 millones de dólares y patentando el saludo de brazos cruzados al son de ‘Wakanda Forever’ como un hito cultural.
Las razones son varias. En un mundo con los conflictos raciales sin solución, la aparición de T’Challa era una oportunidad de reconocimiento a la cultura negra, donde desde el director a los actores pusieron todo de su parte para que el resultado fuera justo con el mensaje que quería darse. Y donde la música, fue un factor más que relevante.
Por un lado estuvo la banda sonora a cargo de Ludwig Göransson. El compositor sueco trabajó en las películas anteriores del director Ryan Coogler –la saga Creed- y además ha participado como productor de Childish Gambino en varios de sus discos y en el tema "This Is America".
Göransson, sabiendo ya en 2016 de la producción de la película, se fue por un mes a Senegal para familiarizarse lo más que pudo con los sonidos africanos. En sus palabras, como Wakanda no era un país colonizado, todo el sonido debía ser autóctono. Ahí coincidió con el músico local Baaba Maal, con quien recorrió el país en una gira para rescatar todo lo que pudiera.
Göransson grabó coros, instrumentos como la vuvuzela y la flauta fula, hizo transiciones mezclando la música de Bach con todos los elementos que conoció en Senegal e incluso, habiendo conocido al actor Michael B. Jordan en Creed, se coordinó con él para alinear la música que acompañaría a su personaje, el antihéroe Killmonger, con lo que se escucharía en sus escenas.
En ese caso, Göransson le habló a Baaba Maal sobre las emociones de Killmonger, a lo que él improvisó con la flauta fula y luego se lo dio a Jordan, para que con ello preparara al personaje que emulaba los pensamientos de Malcolm X y los deseos de abrir Wakanda al mundo y reivindicar a través de la fuerza, a la raza negra alrededor del planeta.
Esa atmósfera autóctona de África se siente desde el inicio. En la iniciación de T’Challa para ser el sucesor de su padre en el trono o los combates, que siguen manteniendo el tono de música clásica que caracteriza a Marvel pero que en cada score te recuerdan que esto no es Nueva York, es África, en un país que no existe realmente pero que representa la tradición y conflictos que en cualquier país puede existir.
Por todo ello, no sorprende que se terminara ganando el Oscar a mejor banda sonora. Siendo un implacable trabajo sonoro y que significa el lado A de la música en la película, porque su contraparte, a cargo de Kendrick Lamar, siendo un trabajo muy diferente, representa la otra figura en la trama. Mientras el trabajo de Göranssen es la tradición, el de Lamar es la conexión y cultura negra de la nueva era. Una explosión de hip hop y pop, las calles donde los descendientes de África sufrieron la desigualdad y que en la música encuentran su lugar común.
Esa dicotomía es lo que hace necesaria la figura de Black Panther. Un héroe que tiene el poder físico y económico para salvar a su pueblo, pero al salir al mundo tiene dos caminos. Aplicar la fuerza como lo han hecho contra ti, o entablar un diálogo con ellos que jamás han querido escuchar. Malcolm X contra Luther King. La tradición o ser parte del nuevo mundo. Killmonger contra T’Challa.
El disco, es sencillamente glorioso. Con su canción estelar "All Stars" nominada al Oscar como Mejor Canción Original, integrando los mismos sonidos que trabajó Göranssen y que prestó a Lamar, quien con la ayuda de artistas como Travis Scott, Jorja Smith, SZA, James Blake o The Weeknd, se “pasó” de las tres canciones que pensó producir para la película de Coogler.
Aplicando las palabras del director, el disco significa “qué es ser africano”. Algo que en las doce canciones del álbum queda claro, y que intercalándose con el score, se asoman durante toda la película para darle personalidad a los personajes. En una transición de paisajes modernos y tradicionales de África que en canciones como “I Am” queda marcado por estrofas cantadas en el idioma sudafricano zulú.
Kendrick Lamar aparece en todas las canciones del disco, premiado y aclamado pero que no tomó como un logro personal. Era una parte más del trabajo que cada persona que se involucró en la película hizo con toda intención. Al poco estreno de Black Panther, futbolistas como Pierre Emerick Aubameyang festejaban sus goles con la máscara de Black Panther y el saludo de Wakanda se tomó las alfombras rojas.
Un logro que con la reciente muerte de su protagonista, Chadwick Boseman, por cáncer de colón, merece aún más reconocimiento. Un joven actor que con apenas cinco películas previas, se puso el traje wakandiano para golpear a Capitán América, el símbolo de los Estados Unidos en su forma más tradicional y levantarse como uno de los nuevos héroes que tomarían la batuta de la franquicia más exitosa de la historia del cine.
Algo que repitió en Infinity War y en Endgame, siendo el primer héroe en aparecer por un portal desde la muerte. Aunque no podrá repetir su papel, su rostro quedará por siempre como el actor que personificó no solo al personaje en la película, sino que al final, quien tomó los ideales contrarios del conflicto en la historia y los llevó adelante como suyos. Porque si de algo habla la película es de eso, unirse por un bien común.
La tradición no vale nada si no la rescatamos como lo hizo Gönarsson en Senegal. No podemos avanzar sin mirar hacia atrás como lo hizo Kendrick Lamar. No podemos llamarnos héroes si no queremos dar la mano como hizo Killmonger. No podemos ser una leyenda si no seguimos luchando hasta el final como hizo Chadwick Boseman, Black Panther.