Tras la repentina salida del vocalista Isaac Wood en 2022, el grupo decidió seguir adelante, esta vez con Georgia Ellery —violinista de la formación original— asumiendo un papel protagónico como vocalista. Su voz, armoniosa y potente, aporta un matiz femenino distintivo, sin perder la identidad sonora que caracteriza al conjunto.
Por: Gabriela Torres
En este álbum, el grupo apuesta por una sonoridad más cercana al folk, con fuertes influencias barrocas. La riqueza instrumental y la minuciosidad de los arreglos dan como resultado un universo sonoro que podría encajar perfectamente como banda sonora de una película fantástica, con hadas y bosques encantados. Forever Howlong no solo representa resiliencia, sino también una expansión creativa notable. A continuación, un repaso por sus canciones.
La primera mitad se abre con “Besties”, una reflexión lírica sobre la amistad entre mujeres, escrita por Ellery. Su inicio con clavecín y el despliegue orquestal posterior generan un gran impacto emocional, aunque por momentos el preciosismo instrumental amenaza con eclipsar la narrativa. Luego, “The Big Spin” ofrece una experiencia más equilibrada: una estructura coherente donde el ritmo, la voz y los arreglos se integran con naturalidad, resultando en una escucha especialmente armónica.
“Socks”, una de las piezas más extensas, se desarrolla de forma pausada y orgánica. Su narrativa adquiere un aire teatral, casi conmovedor, mostrando una progresión emocional que se siente honesta y cuidada. En “Salem Sisters”, el grupo recurre a sus característicos cambios rítmicos abruptos, que, si bien pueden descolocar, también reafirman su identidad musical.
Por su parte, “Two Horses” es una composición más compleja que se apoya en una base folk para construir una pieza de gran carga emocional. La voz de Ellery guía un relato de desarrollo intenso y clímax poderoso. A continuación, “Mary” aborda el bullying desde un enfoque más melancólico, con una instrumentación delicada y sin percusión, lo que refuerza el tono introspectivo de la canción.
La segunda mitad del álbum muestra una faceta más pulida del grupo. “Happy Birthday” destaca por su energía y estilo barroco, acompañando con acierto una letra que lanza una crítica social aguda. En “For the Cold Country”, compuesta por May Kershaw, la narrativa medieval se despliega con fuerza creciente; el uso de mono y estéreo en la producción aporta una dimensión sonora que enriquece la experiencia emocional.
“Nancy Tries to Take the Night” es uno de los momentos más intensos del disco. La canción aborda el tema del aborto con sensibilidad y profundidad, desarrollándose desde guitarras acústicas hasta un final en el que el saxofón, el piano y la percusión elevan la tensión emocional. Luego, “Forever Howlong” ofrece un tono más sombrío, con flautas suaves y una interpretación vocal que refleja la rutina y la tristeza de la depresión con sutileza.
Finalmente, “Goodbye (Don’t Tell Me)” cierra el álbum con un tono romántico y melancólico. Los coros a tres voces destacan como una de las fortalezas vocales del grupo, dejando una despedida a la altura del recorrido emocional del disco.
En resumen, Forever Howlong destaca por su riqueza instrumental, el uso inteligente de elementos como flautas y mandolinas, y su habilidad para transportar al oyente a mundos imaginarios. Las letras, por su parte, abordan temas como la amistad, el deseo romántico y la alienación social. Es un álbum que exige una escucha atenta y profunda, y confirma que Black Country, New Road sigue siendo una de las propuestas más interesantes de su generación.