Lo que pasó anoche en el Teatro Nescafé de las Artes fue de otro planeta, Rubio la multi-instrumentista que mezcla sonidos étnicos con el pop sumado a fuerte dosis de electrónica volvió a Chile después de su gira por EE.UU y México. El equipo de Sunderbeats fue privilegiado de estar en uno de ellos, en este review te contamos todos los detalles.
Por: Camila Del Pilar A. Escobar Foto: Francisco Rojas Vera
La expectación se sentía en la entrada del teatro debido a que este espectáculo tenía fecha para marzo de 2020 pero que dada las condiciones que ya conocemos, tuvo que ser reagendado, estuvimos poco más de un año esperando por este reencuentro que por éxito de ventas se sumó otra función a la misma fecha. Cuando llegamos, muchas caras contentas salían del recinto, eran los afortunados de las 20 horas que acababan de ver el show de Rubio después de una larga cuarentena, en cuanto a nosotros, con entradas y pases de movilidad en mano, nos preparábamos para ser testigos de la última función de la noche. Los comentarios se volvieron uno, destacaban la tremenda puesta en escena, por lo que la expectativa y ansiedad aumentaba a medida que se corría la voz en la fila de entrada .
Una vez adentro se sentía muy extraño estar tan separados, algunos se quedaron a tres sillas de su acompañantes e incluso otros en otra fila, pero claramente, nada importaba más que ver a Fran Straube en el escenario. Una vez comenzado el concierto, muchos nos levantamos de los asientos para bailar y sentir “Coral” canción que fue estrenada en 2018 y que fue la introducción de este esperado espectáculo. Fue realmente hermoso, los anteriores asistentes tenían razón, la puesta en escena era para viajar junto a Rubio a su planeta, no podíamos sentirnos más cercanos a ella. Su energía y sentimientos llenaban cada rincón del teatro, las luces y proyecciones estaban pensadas para cada canción permitiéndonos explorar sus colores.
Canciones como “Hacia el fondo”, “Ir”, “Que es lo que realmente importa”, “Mango Negro” parte de su último disco estuvieron en el set list. La noche contó con grandes invitados, Alex June y su amigo Yiyo de la Rivera, grandes partners que le ha dejado su carrera como música. Sin duda, una experiencia para atesorar, ya que Fran nos entregó su magia a través del micrófono y sus deseos para que sanemos por medio de un sonajero de semillas, haciéndonos vibrar todos juntos en la misma sintonía. El momento más emocionante se vivió cuando cantó “Solo quiero que me salves tu” en una versión mucho más cercana que cultivaba el significado de cada palabra en nuestros corazones. Antes de partir, nos relató el por qué la escribió y protege tanto puesto que, se trata de su voz, su riqueza más preciada que agradece poder transmitirla y compartirla.
El público literal estaba en llamas, todos bailando y cantando sus canciones favoritas pero lo que más nos llamó la atención fue el cariño que le traspasaron en cada final de canción, eran aplausos que te generaban calorcito en el cuerpo. El show finalizó a las 23:30 con “La Especie” que previamente nos adelantó tras mencionar que la humanidad se puede salvar si comenzamos a sanar nuestro interior, que hay muchas cosas que quizás no vemos pero que otros sí y que necesitan de nuestra atención. Este primer show post pandemia dejó varias invitaciones abiertas, tanto a seguir en contacto con su música como a dejarnos llevar a la introspección de nuestra alma.
Sin duda un show lleno de espiritualidad y vanguardia que nos hizo conocer un poquito más a esta tremenda artista nacional que suma y suma oyentes alrededor del mundo por su indiscutible talento y mensaje para el arte. Estamos muy agradecidos por la invitación y esperamos con ansias volver a encontrarnos en otros escenarios.
Galería fotográfica por Francisco Rojas Vera