Con influencias de Miguel Bosé, Daniel Melero y Ryuichi Sakamoto, el productor se reinventa en su primer álbum como solista, una obra transversal y honesta que apuesta por la dulzura, la nostalgia y la estética sonora.
Si te gusta Miguel Bosé, este disco es para ti. Bajo esa invitación, Samuel Vio lanza Miel, su primer álbum solista. Músico y productor que hasta ahora había desarrollado una trayectoria ligada a la electrónica, presenta un trabajo íntimo y directo que nace de la necesidad de explorar nuevos caminos creativos y soltar cualquier etiqueta previa.
Grabado y compuesto íntegramente por Samuel durante los meses de enero y febrero, Miel se configura como una obra de pop minimalista con toques románticos, donde la estética sonora predomina sobre la literalidad.
- “Las letras están quirúrgicamente improvisadas, como un rap”, explica el compositor. “Busqué que la fonética tuviera estilo, más allá del significado exacto”.
El disco transita por temas como el amor, el desamor, el error y el azar. Su título, Miel, surgió de manera espontánea y terminó por consolidarse como una metáfora dulce y trabajada. La imagen de la miel —por su delicadeza, calidez y trabajo colectivo— funciona como una representación simbólica del proceso creativo, casi como el de una abeja obrera construyendo con paciencia y detalle.
Compuesto en un breve, pero intenso período de inspiración, el álbum cuenta con mezcla y masterización a cargo de pau y Nacho Barrientos, quienes también aportaron sugerencias clave para dar cohesión al sonido final. Cargado de referencias que dialogan con el pasado y lo contemporáneo, Miel se siente como un homenaje a figuras como Miguel Bosé, Daniel Melero y Ryuichi Sakamoto, pero también como una declaración de principios. “No quiero repetirme nunca”, afirma Samuel, quien se define como un “alma vieja” convencida de que el romance hacía falta en 2025.
- “La música se ha vuelto muy fantasiosa, y yo quería algo más cotidiano y puro, sin superficialidades”.
Miel es un disco que Samuel Vio considera transversal. “Le puede gustar a tu mamá o a ti. Ya no es mío, es de todos”, asegura. Así como la portada, con un teléfono antiguo que alude a la nostalgia, su música invita a detenerse y escuchar con atención una pieza sin complicaciones. “El arte es para jugar. Y esto es solo el comienzo”, concluye.