Tras una épica e inolvidable jornada anterior que dejó a 175 mil asistentes eufóricos; Concepción despierta soleado. Un guiño del destino para un festival que siempre desafía al cambiante clima de la ciudad.
Por: Catalina Vega Moscoso
Foto: Daniela Toledo
Pero las calles están inquietas, laten al ritmo de la expectativa. Hoy, a pesar del popurrí sonoro, la tarde-noche promete ser la más roquera, como se espera en esta cuna de guitarras y distorsión. Sin embargo, un golpe inesperado: Lucybell se baja del cartel. Sorpresa, desconcierto. El festival responde con un movimiento acertado: Julieta Venegas sube al escenario principal, llevando la diversidad musical al corazón del REC.
Los primeros acordes del día
Los escenarios Entel y Santander son un mosaico de ritmos en constante cambio. La jornada comienza con un rugido: Loika, los indiscutibles representantes del metal penquista, desatan la tormenta. Luego, como un susurro de otros tiempos, la legendaria María Ester Zamora inunda el parque con su cancionero popular. Y cuando la brisa aún vibra con los ecos del folclor, Los Ganjas irrumpen con su rock psicodélico, hipnótico, un trance de guitarras. Definitivamente, un festival que une generaciones
Las calles de Concepción murmuran: la jornada de ayer fue un golpe de energía que se expande como eco. El parque está repleto, una marea humana que se mueve entre familias, amigos, vendedores, cada uno tejiendo su propia experiencia REC. ¿Se romperá un nuevo récord de asistencia?
Explosión punk y emoción folclórica
A las 16:00, el punk toma el control en el escenario Santander. Pegotes no da tregua: saltos, empujones, un mosh inevitable. El público clásico del punk estalla. No es solo una banda, es historia viva de la escena penquista.
Al otro extremo del espectro sonoro, Inti Illimani-Histórico debuta en el REC con un estallido de emoción. "La Partida" abre su presentación como un homenaje a Víctor Jara. La multitud, estremecida, corea "Samba Lando", "El pueblo unido jamás será vencido" y "La exiliada del sur". No es solo un concierto; es memoria, resistencia, raíces.
Fiesta y emoción con hip-hop experimental en la escena
Y si de clásicos se trata, Joe Vasconcellos es una fiesta. Arranca con "Mágico", "La Funa" y "Las Seis" y el Bicentenario se convierte en una pista de baile. El show no es solo suyo, es del público que lo abraza y canta cada palabra. Antes de presentar a su banda, le dedica unas palabras al público ‘’Qué linda fiesta, tremenda fiesta. Gracias por invitarnos a participar. Nosotros ya estábamos haciendo pucheritos porque no habíamos venido nunca." cierra con un nudo en la garganta a esta ciudad que no es traicionera.
A las 18:40, el sol castiga, pero el fuego real está en el escenario: Cómo Asesinar a Felipes despliega su hip-hop como un golpe de realidad. "Un Disparo al Centro", "Naturaleza Muerta", "Buscando la Luz": un setlist que es pura experimentación y rebeldía sonora.
El reencuentro con Julieta Venegas
Cuando el sol empieza a desvanecerse, Concepción se tiñe de un anaranjado cinematográfico. Y en ese instante, Julieta Venegas pisa el escenario. El público estalla, es un reencuentro, una declaración de amor mutuo.
Con su teclado, entona "Dime la Verdad" y la multitud se rinde a su voz. Himnos como "Limón y Sal", "Me Voy", "Eres Para Mí" despiertan memorias en generaciones que crecieron con su música.
En un gesto de humanidad, detiene su show por un desmayo en el público y aprovecha de agradecer a la Cruz Roja Chilena. Sus fans le retribuyen con un regalo: unos aros que recibe con ternura.
El momento cumbre llega cuando le dedica ´´Lento’’ a la familia Henríquez Petinelli y a Álvaro Henríquez: "Esta la quiero dedicar con mucho cariño a mi familia penquista, mi familia chilena, a mi adorado Álvaro que es alguien que quiero muchísimo. Henríquez Petinelli siempre ha sido una familia maravillosa que guardo mucho en mi corazón y Álvaro también es alguien muy importante en mi vida que adoró muchísimo, y la dedico para ellos" La conexión con Chile y Concepción está sellada. Y, como broche de oro, Gepe sube al escenario para cantar "Andar Conmigo" junto a ella. Magia pura.
El gran cierre con Garbage
Son las 21:00. La tensión es palpable.
Con la hipnótica instrumental de "Laura Palmer" de Twin Peaks, la banda toma el escenario. Y luego, la detonación: "Queer" enciende la llama. Shirley Manson, carismática, oscura, electrizante, lleva a Concepción a un viaje noventero con "Stupid Girl", "Only Happy When It Rains", "I Think I’m Paranoid", "Cherry Lips".
Con palabras de cariño al público chileno, menciona que lamenta no hablar español, hace referencias al pisco sour y al Manjarate, e incluso celebra el cumpleaños de uno de los integrantes de la banda. Además, entrega un mensaje potente sobre el respeto a la comunidad LGBT. La noche es suya.
Pero el destino juega una broma cruel. El público pide un bis. Suben al escenario. Tocan. Pero nadie los escucha. El público grita desesperado. Ellos siguen, sin saber que están en mute. Finalmente, lo notan y abandonan el escenario, desconcertados.
Luego se sabrá la razón: la mesa de sonido y el transformador que trajeron se quemaron. Shirley Manson se despide en X: "Hermosos ángeles oscuros, lo siento por el transformador quemado. Fueron asombrosos. Los amo. Chile por siempre".
El festival más épico de Chile
Así, con los últimos asistentes buscando su micro nocturna o aferrándose al último acorde que resonó en el Bicentenario, termina el REC 2025. Diez años de historia lo confirman: es el festival más épico de Chile. Una apertura para las regiones.
En su primera edición, en 2015, el festival reunió a 50 mil personas. Hoy, en su décimo aniversario, rompe todos los récords con 360 mil asistentes. El evento musical más grande del país.
Una plataforma para nuevas voces, un punto de encuentro entre la comunidad y el espacio público. La esencia de una ciudad que respira música.
Galería fotográfica por Daniela Toledo A.